jueves, 17 de octubre de 2013

Abro mis ojos, aún con las pestañas un poco pegadas y con la visión poco nítida. Mientras mi mundo empieza a tomar forma ante mis ojos, mi habitación, mi cama, mi ordenador, su cara en mi pensamiento, todas mis ideas, mis preocupaciones y mis planes van invadiendo mi cabeza. Así empieza otro día, otro día mas.

Lunes: como odio los lunes, ese día en el que te parece que más que una semana te espera todo un siglo por delante que pasar. Me despierto, desayuno mi tazón de leche y enciendo el ordenador. Lentamente avanza el día y cuando cae la noche, de pronto, ya no es tan malo el lunes, ¿Por qué será? :)

Martes: como odio los martes, no tienen nada en especial, un día más ahí en tu semana, ocupando tiempo. Me despierto, desayuno mi tazón de leche y enciendo el ordenador. Qué pesados son los martes. De pronto oscurece y, magia, ese recuerdo de un día asqueroso ya no está. ¿Por qué será? ^^

Miércoles: como odio los miércoles, o eso es lo que diría de no ser porque adoro los miércoles o bueno la primera mitad de ellos. Los miércoles por la mañana son estupendos. Me despierto con prisas porque soy un desastre, desayuno vagamente ya que nunca estoy lista a tiempo, aunque no vaya a ningún sitio, me pongo fresca y de pronto está él en mi puerta con una sonrisa y un abrazo. Como si viniera a recargarme la vida. Después de una gran mañana viene otra larga tarde, pero después comienza la noche, y adivina que... La tarde ya no existe sólo existe ese momento. ¿ Por qué será? 

Jueves: los jueves son un buen día, es ese día en el que te consuelas a ti mismo y dices "sólo un día más, vamos un esfuerzo". Me despierto, desayuno mi tazón de leche y enciendo el ordenador. Tras toda una tarde de ansiosa espera llega mi momento favorito del día, la noche. Llevo toda una semana esperando por el capítulo de mi serie favorita, y llevo toda la tarde esperando por alguien, alguien que me ameniza la vida. Y de nuevo mi día ya no es tan malo, ¿Por qué será? :)

Viernes: dios mio amo los viernes! ¿Quién no? . Es como un respiro, un alivio, un premio tras pasar una semana más. Me despierto, desayuno mi tazón de leche y enciendo el ordenador. Ésta no será una tarde más, ni mucho menos. Me arreglo, preparo mis cosas y puntual como de costumbre llega mi no príncipe a rescatarme subido en algo muy lejano de ser un noble corsel, en una guagua. Tras 40 minutos llegamos a nuestro nuevo destino, a nuestra "mini-vida" juntos de fin de semana.

Sábado: querido sábado. Sin duda es mi día favorito de la semana. Es ese día en el que por fin al despertar lo primero que haga no será hacer mi tazón de cereales, que va. Lo primero que veo un sábado son sus ojos, su cara apoyada en mi hombro o en la almohada, pero siempre cerca de mi. Al despertar me quedo en la cama mientras él amablemente me prepara un colacao bien frío para empezar nuestro día de aventuras. Comer viendo un streaming y pasarnos el día haciendo el vago viendo series, yendo a explorar sitios o bebiendo cerveza hasta que nos riamos de todo sin motivo alguno. Da igual, siempre es perfecto. PER-FEC-TO! Cuánto me gustan los sábados y las guerras de agua en la ducha :)

Domingo: odio los domingos. Bueno, es un sentimiento agridulce ya que al despertar de un domingo lo primero que vuelvo a ver es su cara y como me sonríe y me dice "buenos días" acompañado de un beso en la frente. Y de nuevo va a la cocina a por mi colacao bien frío, con sus 3 cucharadas grandes de chocolate y  y vuelve acompañado por churros, como todos los domingos. Almorzamos viendo un streaming, con pan rico de los domingos. Y nos tiramos toda la tarde haciendo el vago, pero divirtiéndonos y creando mil historias perdidos en nuestro peculiar mundo. Pero llega la noche y salgo de nuestra "mini-vida" de los findes. Pero como ya he dicho, no me importa.

Vale la pena pasar todos esos días en los que poco te motiva, en los que parece que nunca va a llegar lo que esperas, en los que raramente pasan cosas que te alegran un lunes. Pero realmente merece la espera si se que después de todo él estará ahí para recargarme las pilas. No me importaría esperar y aguantar lo que fuera si se que al final de todo estará él esperándome, como siempre. Si, definitivamente creo que es por eso.

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